En aquellos tiempos en que los conquistadores españoles ocupaban
nuestros territorios, dos de ellos, perdidos en los rincones de esas
montañas, subieron hasta la cumbre del Barva. Mientras caminaban casi
exhaustos de hambre y de cansancio, encontraron un inmenso tesoro, que
los indios, en su fuga, habían dejado oculto.
Sus espíritus
revivieron de gozo, pero uno de ellos sólo pudo disfrutarlo por pocas
horas; la enfermedad y la fatiga lo rindieron y murió, después de haber
encargado a su compañero que, con su oro, levantara allí una ermita a la
Virgen del Pilar, que es la patrona de los españoles.Este juró cumplir, pero luego la codicia lo aguijoneó haciéndolo pensar en adueñarse de todo el tesoro.
Enterró
a su amigo y, loco de ambición, cargó el tesoro y caminó toda la
anoche, y el siguiente día hasta que el sueño lo hizo tenderse a
descansar. Al despertar vio con espanto que se hallaba en el mismo sitio
donde había salido el día anterior y a la par de la tumba de su amigo.
Mientras trataba de convencerse de aquello, vio aparecer sobre unas
rocas una hermosa y bellísima muchacha que al mirarlo se cubrió el
rostro y comenzó a llorar.
Admirado corrió hacia ella para hablarle y preguntarle el motivo de su llanto.
Lloro...dijo ella, por los hombres sin fe y que no saben cumplir la palabra empeñada.
Mas lleno de asombro le preguntó quién era.
Pilar- dijo la niña y continuó llorando.
Recordando
aquél su promesa, de nuevo ofreció hacerle el templo, con todo el
tesoro, con tal que lo ayudara a salir del monte, pero ella entonces
despreció su ofrecimiento y siguió llorando, tanto, tanto, que con su
llanto fue llenando la oquedad del monte y como por encanto fue
deshaciéndose. El hombre, loco, desesperado, comenzó a buscarla alrededor
de la laguna, llamándola, pero en vano y en su grito de angustia murió
también.
Y es decir de las gentes, que por las noches, el que va a
dormir solo al monte, ve levantarse de la laguna la iglesia de la
Virgen del Pilar.
Muy interesante; esta la desconocía
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